Este artículo lo escribí originalmente entre 2013 / 2014 para Dinastía Rock, y como reciclar es un buen hábito, lo comparto con ustedes.
El Black Metal… ¿murió o ha evolucionó?
En los últimos años presenciamos cómo el género más controversial del metal se ha transformando. Pocos rostros pintados se dejan ver y los que aún mantienen toda la parafernalia, avanzaron hacia una imagen más trabajada.
El carácter elemental del estilo provocó el surgimiento de nuevas corrientes para evitar que el Black Metal quede engranado al pasado. Así, de esa exploración han surgido propuestas muy interesantes y en lugar de menospreciar al género, lo complementan.
Comenzaré con Enslaved, una banda noruega fundada en 1991 por Grutle Kjellson e Ivar Bjørnson. En los primeros años de trayectoria la banda estuvo involucrada en todos los éxitos y pormenores de la escena en Oslo, pasando del black puro y el viking metal a escalones más progresivos.
La banda islandesa Sólstafir formada en 1994, escogió un sonido más comercial, nadando entre las vertientes del post- rock y rock progresivo, sin embargo, mantienen los elementos atmosféricos y oscuros.
En Francia, Alcest logró conquistar a muchos seguidores del black metal al conservar su línea atmosférica combinada con guitarras acústicas, voces limpias y guturales.
La agrupación promueve las aperturas instrumentales de los blackmetaleros de antaño, amansadas con relajantes armonías.
Más o menos en el mismo camino se encuentra Agalloch, un proyecto que se nutre del doom, el black metal y los sonidos acústicos. No defrauda a los seguidores del black metal más visceral.
El Black Metal no ha muerto, simplemente evolucionó. Incluso los músicos que aún se mantienen más fieles al género, han cambiado y mejorado sus conceptos musicales.
Para sorpresa de muchos, la cualidad básica del género no es inherente a él.