Inti Maldonado: caos, psicosis y oportunidad

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“La vida existe porque el caos existe” Inti Maldonado no pensaba en esto cuando salió de Venezuela a sus 19 años. En 1.996 dejó atrás la comodidad y los diez grados de temperatura del Junquito en Caracas, se mudó a la ciudad de Nueva York y vivió del caos por más de veinte años. Inti es un músico, guitarrista y productor venezolano quien luego de iniciar una carrera prometedora y enfrentarse personalmente al director del Conservatorio José Ángel Lamas para cuestionar el rechazo a su solicitud de aplicación, dejó a su novia, a su familia y a su banda Thorvald. Fue una decisión que le tomó años comprender.

“Cuando yo salí de Venezuela nadie salía, o sea si tú salías de Venezuela estabas loco. Siempre ha existido la idea de los Estados Unidos como una opción mejor, pero nadie salía, y cuando yo me fui lo hice en un momento muy extraño porque mi carrera como músico estaba en su mejor momento. En ese tiempo ya Thorvald había tocado en los festivales más grandes del país y ya había publicaciones de la banda, ya estábamos en los medios, inclusive nuestro primer video estaba circulando en Sonoclip. Fue una reacción arbitraria que me tomó años entender. Yo no entendía por qué me fui.

Experiencias como tocar cinco horas diarias a lo largo de las cuatrocientas setenta y dos estaciones del metro de Nueva York, renunciar a su estatus de músico profesional, quedarse sin hogar durante dos años, vivir ilegalmente en su estudio de grabación, enfocarse en el desarrollo web para sobrevivir e incursionar en géneros diferentes al Metal, hicieron que a sus 42 años Inti comprenda que cada vivencia le ayudó a descubrir su propósito.

Musicpher es su emprendimiento y su objetivo es cambiar a la industria musical psicótica y transformarla en un entorno sostenible para los músicos latinoamericanos en Nueva York.

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Descubriendo a Latinoamérica en los rieles del metro

Inti no hablaba inglés, vivía con un tío en Queens que conoció al llegar a la ciudad, y como un auténtico metalero y guitarrista profesional, soñaba con encontrar un espacio destacado en la escena rockera de Nueva York, pero no sucedió así.

Sus bolsillos vacíos y un mentor musical ecuatoriano que conoció en Guitar Center, convirtieron su sueño en un brusco despertar de sus raíces musicales latinoamericanas.

Inti se acostumbró muy rápido a sentir la sangre caliente correr por sus dedos.

“Yo venía de estudiar en un conservatorio, por eso tocar en el Metro y pedir dinero para mí era una ofensa, pero tuve que hacerlo. Luego de la primera semana tenía un montón de dinero porque nos iba muy bien, hacíamos alrededor de 100$ al día, éramos un trío y luego comenzamos a trabajar casi a tiempo completo, de cuatro a cinco horas al día, los cinco días de la semana y esto lo hice por dos años. Creo que esa fue mi mayor escuela realmente. Me bajó el ego y ha sido el entrenamiento más arduo que he tenido».

«Toqué hasta que rompí la guitarra literalmente, había un hueco en la guitarra, tenía que ponerme uñas de acrílico para la demanda de lo que estaba tocando, toqué hasta que sangré literalmente, sentía que no podía más. Fue el mejor entrenamiento a nivel guitarrístico, musical y humano porque si tú sobrevives eso puedes sobrevivir cualquier cosa”.

Entre el abrir y cerrar de puertas de los vagones del metro neoyorkino, Inti aprendió sobre instrumentos como la Zampoña, el Quenacho, los Tollos, Las Charcas, las Chachas y el Cuatro venezolano.

“Yo aprendí a tocar cuatro en New York, yo aprendí a tocar música latinoamericana en New York, yo aprendí a tocar Boleros en New York, es en New York donde yo encuentro a mi cultura, no en Venezuela, en Venezuela estaba enfocado en las culturas ajenas. Aquí la cultura que me abre las puertas es mi cultura pero a nivel de la cultura latinoamericana, no del latino tratando de ser anglosajón”.

Sé lo que significa estar sin hogar en una ciudad que te mata si eres homeless

Mil setecientos cincuenta y siete millones de usuarios se trasladan en el metro de Nueva York día tras día, y en esa vasta audiencia de personas buscando su rumbo, Inti encontró a viejos amigos venezolanos que trabajan como músicos de sesión de artistas reconocidos como Franco de Vita, mientras él seguía entrenando y aprendiendo para enfocarse en metas más grandes y proyectos más sostenibles.

Me llevó años volver al Metal, no pude llegar a lo que quería sino después de años, por eso tuve que pasar por todo ese reencuentro forzado, pero no de mala forma, porque cuando yo me encuentro con toda mi cultura a nivel musical como latino, es donde veo el valor y crecí mucho hasta que pude volver a las raíces del Rock”.

Auge y caída del caos 

Inti ha trabajado como músico, ingeniero de audio y productor en más de treinta y ocho proyectos musicales y setenta producciones que se encuentran en distribución. Acompañó en el escenario a Camilo Sesto, Olga Tañón, King Changó, artistas norteamericanos y agrupaciones Top 40 que giraban por la costa noreste de los Estados Unidos en un trabajo a tiempo completo. Trabajó con diversos profesionales del sector musical como booking agents, compañías discográficas y productores con carreras prominentes, pero ese, no era exactamente su propósito. Para encontrarlo, experimentó una serie de obstáculos profesionales y personales representados por el caos.

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Decir que un músico no tiene un hogar definido es una noción romántica de la vida nómada que lleva, entregando su talento a cinco mil kilómetros y a diez metros de distancia, pero Inti, sí quedó literalmente sin hogar durante tres años cuando su estabilidad se desplomó. Estas dificultades le ayudaron a mantener el foco en una meta máxima que estaba por descubrir.

“Las limitaciones solo están en nuestra mente, porque yo he perdido todo varias veces y he podido salir adelante. Sé lo que significa no tener recursos en uno de los países con más recursos del planeta, sé lo que significa estar sin hogar en una ciudad que te mata si eres homeless. Sé lo que significa no tener absolutamente nada de recursos y llegar a un momento de tener unas vacaciones en Mónaco. Por esos altos y bajos yo sé que las limitaciones son de nosotros, no de nuestro entorno, no importa cuán difícil sea. Creemos que la gente en New York no tiene las dificultades que tiene la gente de Caracas, o que tiene la gente en Ecuador, o que tiene la gente en Afganistán, todo el mundo tiene dificultades, entonces es cuestión de dejar eso de otro lado y enfocarte justamente en lo que tú quieres hacer y darle con todo, y todo lo demás va a salir, lo que tienes es que creer en ti”.

Inti necesitaba sobrevivir y sabía que en ese momento la música no sería suficiente. Tenía que pensar rápido para mantener su pasión andando, y para lograrlo, estudió y trabajó en una profesión totalmente diferente que poco a poco introdujo en su propósito musical: el desarrollo web.

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Esta nueva profesión le ofreció a Inti la posibilidad de ganar suficiente dinero para ampliar su estudio de grabación en Long Island donde vivió durante tres años. El rol de informático le permitió desarrollar herramientas potentes que está aplicando en el crecimiento de su carrera musical. Gracias a su conocimiento y sus experiencias, Inti creó Musicpher, una plataforma digital que calcula las regalías que le corresponden a los músicos y productores por su material discográfico.

“Definitivamente, yo creo que la vida es compleja, difícil y a veces caótica, es precisamente porque debe ser así. Yo siento que si la tragedia no existiera no hay ni un balance ni un crecimiento, sería todo claro, todo bien, y eso no permite que el ser humano desarrolle nada en lo absoluto, es a través del caos que crecemos. El hecho de que yo pueda montar Musicpher ahorita, es solo porque el caos fue increíblemente grande. Ahora le abro las puertas de una manera distinta y cuando me llega ya no le tengo miedo”.

Luego de luchar contra el monstruo de los obstáculos de la mente y los desafíos de la inmigración, Inti comenzó a librar una batalla mayor: acabar con la industria musical psicótica.

Una máquina de exterminar humanos

«Sacrificas a noventa y nueve para que uno solo sea exitoso». Esta es la fórmula psicótica que Inti detectó en la industria musical actual, y aunque ha evolucionado, todavía mantiene los modelos psicóticos diseñados por las compañías discográficas que lideran la escena musical en el mundo, esos que se llevan la tajada más grande del share de mercado.

“Si hablas con un profesional de los negocios que no tiene nada que ver con la música y es un emprendedor o emprendedora exitosa y les explicas cómo funciona el sistema de la música, lo primero que te dicen es que estamos locos. Las discográficas, los músicos, los músicos independientes, todo es una locura. No hay validación para los productos que hacemos, no se crea un mercado antes de hacer la inversión, no hay un análisis de una segmentación a nivel de mercadeo, no hay una estrategia para llevar los productos a un mercado, se trabaja todo al revés. Por ejemplo, las disqueras dicen que van a firmar a cien artistas porque saben que sólo uno va a salir y ese uno va a hacer tanto dinero que va a justificar el gasto de hacer la inversión de firmar a todos esos artistas. El problema con eso es que, se convierte en una máquina de exterminar humanos”.

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La experiencia como programador es la que realmente prendió el fósforo

Para Inti el antídoto que permitirá disminuir la psicosis de la industria musical, es crear nuevos modelos que remuneren con respeto a los creadores y no favorezcan solo a los administradores, tomando en cuenta las leyes básicas de derechos de autor, la distribución de regalías y un framework enfocado en convertir los proyectos musicales y el talento de sus ejecutantes en un negocio sostenible, una hazaña que está poniendo en marcha con músicos independientes en la ciudad de Nueva York con Musicpher, un startup que evolucionó de plataforma digital a una aceleradora de proyectos musicales.  

La meta no es tocar frente a un montón de gente, ni tener reconocimiento, esa es una consecuencia de lograr tu meta: vivir de tu música. Que tú puedas generar suficiente dinero para sustentar tu carrera como músico. Primero tienes que desarrollar algo que sea musicalmente relevante para que puedas desarrollar un mercado para ti mismo. La meta es que tú seas rentable, y ver tus esfuerzos musicales, no como un proyecto musical en términos de la estrategia, sino como un micro business”.

Ser músico es difícil, sobre todo si le agregas la responsabilidad de conocer todas las reglas del juego en la industria musical. Inti ayuda a los músicos neoyorkinos y de sus alrededores a entender el viejo modelo y a desafiarlo con las técnicas de emprendimiento.

La experiencia como programador es la que realmente prendió el fósforo, como para yo poder reaccionar y tomar acción para tratar de hacer algo, fue fundamental el hecho de que yo me haya empapado de aprender cómo manejar la tecnología para todo el proceso. Eso me sacó la mentalidad del músico, porque como muchos, venía del mismo patrón. Ser desarrollador me obligó a salir del cajón del músico”.

Inti y Greg Wells en Mix With The Masters

Como músico, productor y emprendedor Inti está consciente de que a la industria musical no le interesa cambiar su visión psicótica. Él sabe que existe una mentalidad que el músico necesita cambiar para crecer en una escena musical que abarca más que grandes escenarios y fans empedernidos.

“Estamos a la deriva pensando que lo que tenemos es que hacer es esperar que la industria tome conciencia y que nos traten mejor, eso también es parte de la psicosis, porque eso no va a pasar. Somos el recurso, somos nosotros los que traemos las ideas, somos nosotros los que traemos el arte, la música, somos nosotros el recurso natural para que todos estos modelos existan, entonces simplemente vamos a organizarnos, asumir el control y crear algo que sea justo para nosotros mismos, y olvidarnos de los modelos que existen, empezar desde cero”.

Hacer borrón y cuenta nueva en la industria musical tomará años, pero Inti ya dio el primer paso para los músicos con los que trabaja al crear una hoja de ruta que les permite avanzar en cada aspecto del lanzamiento de sus proyectos. Este framework lleva a los resultados de una mente emprendedora y no a las consecuencias de una mente soñadora.

La acción, el enfoque y la estrategia son las herramientas que le dan vida a la inspiración y al arte, los recursos que le hacen mantenerse vivo.

 

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