“La musa te tiene que encontrar trabajando, como decía Picasso” afirma Luis Irán mientras bebe un sorbo de café marrón claro, usando sus lentes oscuros a las diez de la mañana en la plaza Los Palos Grandes de Caracas. Para el ex líder de la banda Los Paranoias, no es pura suerte lo que lleva a un músico independiente a su propia ecuación del éxito. Hay más.
La sonrisa de Luis, su energía, sus constantes chistes, su voz de veinteañero y sus Converse desgastados, hacen que parezca un músico emergente, pero el cantante tiene casi veinte años de trayectoria en la escena musical venezolana.
En el año 2002 lanzó su primer álbum junto a su hermano en Los Paranoias, cuando su propósito en la música era tener el poder de fabricar canciones. “Yo sentí que esa era la manera en que podía hacerlas, y el vehículo para dar a conocer esto o para darle vida a las canciones como tal, era tener una banda de Rock and Roll”. Tras cinco álbumes grabados y el final de la agrupación en el año 2013, Luis creó su propia fábrica de canciones en el año 2015, su proyecto solista IRÁN, cuya línea de producción desencadenó en el álbum La Metamorfosis
Siento que puedo burlarme del mundo, burlarme de mí mismo
La seriedad no es una constante en el rostro de Luis Irán, sus ganas de soltar la risa cada vez que algo le hace gracia y su frescura siempre lo acompañan, incluso cuando el temor a desaparecer se presenta como una posibilidad. Para confesarlo, desliza lentamente la taza de café en la mesa, apoya los codos en ella, mira al vacío y dice “Yo le tengo miedo a los silencios, a esas cosas cuando de repente te desapareces, porque aquí la memoria es súper corta, entonces probablemente ante el público puedes sufrir como un desdibujamiento un poco grave. Creo que el tema de ser constante y mantener la energía en movimiento es en lo que yo creo, sea lo que sea que hagas”. Para el músico esta es la clave para seguir creando canciones en medio de la crisis que se vive en Venezuela.
En la primera década de los años 2.000, los géneros alternativos eran abiertamente apoyados y un videoclip grabado por Luis con una JAI 8, permaneció en rotación durante dos años en PUMA TV, pero los tiempos han cambiado para el músico independiente, incluso cuando cada sencillo que estrena IRÁN se escucha en las radios venezolanas.
“Las radios más allá de que necesitan una cantidad de artistas nacionales para la cota de la ley y todo eso, yo no sé qué paso, pero los géneros populares arroparon incluso las emisoras que estaban más abiertas y dedicadas a géneros como el Rock and Roll y el Pop más alternativos, se cerró un poco más. No es un tema de crítica sino que es una realidad. Allí es donde tú dices que tienes que cambiar la manera de promocionarte, de mantenerte y de ver qué haces con tu música si quieres estar ahí, si quieres seguir siendo visto y escuchado”.
Luis respira profundo cuando se habla del modelo tradicional de las compañías discográficas y arruga la cara ante la idea de abandonar su independencia y su libertad creativa en el sector musical, por eso decidió ocuparse él mismo de su proyecto, nadar en las plataformas digitales desde la época del MySpace, formar su equipo creativo de trabajo y también Macca Records Club, su propia discográfica independiente, un emprendimiento que lleva adelante junto a su esposa Jelena. Ambos con experiencia en el sector publicitario.
“Yo siempre he estado así, tengo que hacer algo yo, siempre, a mí solo una vez me ofrecieron un contrato discográfico. Me pareció muy raro todo y sentía que no me iba a dar mucho más que si lo hacía yo por mi lado. Y allí está, no me arrepiento de haberlo hecho por mi lado. Tengo que hacerlo yo, SIEMPRE, desde antes de las redes sociales, incluso con la apertura en las radios con géneros como el rock and roll, tenía que hacerlo yo y crear mi propio equipo, aprender cómo eran las cosas” dijo.
Aunque la constancia es la raíz de Luis Irán y su pasión por la música, en ocasiones las dudas se manifiestan, como esta mañana a las 8:30, cuando se vio tentado a guardar la música en el closet del hobby, pero la convicción del músico siempre sale ganando.
“Esto sonará súper raro y cliché, pero siento que la música viene y me dice ‘ven acá, para dónde vas tú?’ y sigo. Si no atiendo a ese llamado no estoy tranquilo, no encuentro sosiego, es lo que me pasa. En la noche no duermo y me pongo a pensar, y de manera cero romántica, me levanto, agarro la guitarra y armo la cosa sin pensarlo mucho, es así, probablemente yo trato de quitarle todo lo edulcorado a la historia pero es así de simple, no puedo evitarlo”.
Hay una persona que combate esa vacilación matutina que molesta a Luis en las mañanas, una réplica del músico que se emociona con las luces de la pedalera de la guitarra: su hijo Lucas de 6 años. Sus ojos grises, grandes y curiosos, fortalecen el propósito de Luis Irán en la música cada vez que le pregunta “¿vas a tocar?” cuando escucha el cierre de la pedalera abrirse.
“Desde que nació mi hijo, yo siento que debo ser aún más yo. Tengo que construir esas cosas en las que yo creo y hacerle honor a mis pasiones, y lo tengo que hacer por él. Si él ve eso va a tener de cierta manera como un ejemplo y poder ser feliz él, y no estar como perdido en la vida como que ‘bueno ¿cómo es que es la cosa acá?’. Quiero que diga ‘ah mira esto es así’, que sepa que lo que le gusta lo puede hacer y lo puede convertir en algo, lo puede materializar. En eso es lo que pienso últimamente cuando me hablan de hacer la música como un propósito, pienso es en Lucas” dijo.
A Luis se le “echó a perder el cerebro” cuando escuchó a los Beatles por primera vez a la edad de Lucas, y aunque dice que se trata de una nostalgia falsa, esos códigos de la música nacida antes de su tiempo y los símbolos que la rodean, le inspiran a crear, rescatar sonidos, texturas y traerlos a la actualidad con su forma particular de percibir su entorno y mostrarse como es él realmente. Desde las redes sociales hasta el escenario, Luis Irán es cercanía, creatividad y constancia.
Fotos: Jelena Ardila